El camino nos lleva de la montaña a las calles, por una zona cárstica rica en megalitos, en una ruta habitual de pastores. Bajo nuestros pies, aunque emerja en contadas ocasiones, discurre el elemento clave que ha modelado el entorno: el agua, que reluce con todo su esplendor en el embalse de Lareo. El paisaje está salpicado con numerosos rebaños que pastan en los prados con sus respectivas bordas -Oidui es la más representativa-. Vamos hacia Ordizia después de pasar por Zaldibia, donde hay uno de los mercados más importantes del País Vasco. A comienzos de septiembre suelen celebrar el día de la bajada de pastores y la ya célebre subasta de queso.